LA SOLEDAD DEL ABANDONADO
Francisco de Sales
Qué sola es la soledad
del abandonado.
Qué triste el tiempo,
qué apagada la noche,
qué serias las estrellas.
Es un penar mortecino,
un continuo desalmado,
un desconsuelo serio,
y un presente repetitivo
carente de esperanzas.
Qué duro se hace el llanto,
qué espeso el corazón,
y qué sufriente es el respirar.
Qué lejos se ve la felicidad,
qué huérfana la fe;
qué pesaroso es vivir
en la vida ausente.
Qué sola es la soledad
del abandonado.