SIEMPRE, IGUAL, CADA DÍA
Francisco de Sales
Al cabo
de muchas noches
se dio cuenta
claramente
de que la vida
se iba a repetir
siempre
igual
cada día.
Con su desconcierto latiendo
y las esperanzas vencidas
inició el protocolo de la rendición:
asumió rutinas y aburrimiento,
aceptó su futuro monocolor,
descolgó las notas musicales
que alegraban sus días,
se instaló en el gesto adusto,
y estrenó tristeza perpetua.
Desde entonces,
para él,
todo es nada.