ALMA EN VENTA
Inmerso en la añoranza de tus añoranzas,
cautivo de tu presencia en un recuerdo,
agotado de tanto y tanto pensarte,
quise pedir un pozo negro profundo
para perder, de vista y de ausencia, tu cara.
Desesperado, desesperanzado, deshecho,
al borde de encontrar la vida en mi suicidio,
busqué un demonio negociante, no usurero,
a quien dar mi alma a cambio de tu cuerpo.
No acudió a mi pregón ningún diablo.
¿Tan poco valgo?
¡Tan poco valgo!
Un alma como la mía, torturada, sufrida,
siempre fue querida para uno de estos tratos.
¿Sería compasión del demonio no acudir a mi reclamo?
¿Sería que Dios le tapó los oídos y le distrajo?
¿O será que tu cuerpo vale mil vidas, mil almas?
Yo sólo sé que cada día estás más lejos,
que intento rememorarte y ya no te encuentro,
que te amo con desesperación,
que cada día, cada respiración, cada sueño,
la distancia crece y el infinito es cada vez más grande.