EL MAYOR DOLOR
Francisco de Sales
El mundo se sintió estremecido por aquel grito.
Pensó que era su último terremoto.
El grito retó en duelo a muerte
a quien tuvo la malicia
de robarle la vida de Natalia.
Aquel cuerpo inerte,
que poco antes era su hija,
provocó la rebelión de la calma,
los dolores más dolientes,
la más incomprensible de las incomprensiones.
Si algún dios,
o uno de sus emisarios,
se hubieran presentado en ese duro momento,
sin duda hubieran resuelto
devolver la vida joven,
para no tener que anotar en su conciencia
la imagen de una madre que no acepta
que se deshagan los contratos
aunque no se hayan firmado.