Francisco de Sales - Poesía

EL MISMO SILENCIO DE SIEMPRE

Francisco de Sales

 

 

Estuvo toda la mañana triste.

Por la tarde, al estar frente a ella,

repitió el mismo silencio de siempre.

Su mirada caída al suelo

no se levantó a tiempo

para mirar la de ella.

El ánimo siguió desanimado,

la risa persistió en su ausencia,

y la alegría no se presentó

al nulo requerimiento.

Entonces apareció la noche,

como un salvavidas inútil,

y él se escondió en esa excusa

para huir del encuentro.

 

Alargó la agonía innecesariamente,

aplazó el enfrentamiento clarificador,

se fugó para siempre,

y no llegó a pronunciar

las palabras que le repetía su corazón:

 

"ya no te quiero, Teresa"