YO LO ROMPÍ
Francisco de Sales
Aunque rompí nuestro matrimonio
con el hacha del silencio y la desatención,
aunque te dije adiós sin decirte por qué,
aunque fui yo quien impuso el final,
aunque te fuiste lejos de mí,
no pude deshacerme de tu recuerdo.
Me persiguió de continuo.
En cada cara estaba la tuya,
cada mirada era de tus ojos,
cada mujer eras tú.
Desde entonces, todos los días te he recordado,
menos uno.
De ese día me di cuenta:
ayer no pensé en ella…
Fue el prólogo de mil disertaciones
acerca de cómo el olvido se va imponiendo,
y cómo lo eterno es la gran mentira.