MADRE, TODO
Aún recuerdo mansamente
aquel olor de aire virgen del campo
y el perfume de la hierba recién cortada
y las voces invisibles
de los animales que pastan a lo lejos.
También te recuerdo a ti.
Eras la maestra eterna
que me enseñaba el mundo que yo no era capaz de ver.
Eras la conciencia de mi inconsciencia.
Me mostrabas todo lo que a los seis años es un misterio.
Repetías los nombres con paciencia inagotable
y replicabas a mis porqués sabiamente
y cuando me quedaba sin porqués
eras tú quien me los proponías
para que no desfalleciera mi curiosidad.
Antes a veces,
y ahora muy a menudo
te presentas en mi recuerdo
inundándolo de luz
y lo resucitas para mí.
Otra vez se agita el aire virgen
y se despierta el perfume de la hierba
otra vez llegan tus palabras
tu sonrisa discreta
tu mirada de mar.
A donde quiera que estés te envío mi agradecimiento.
Sabrá encontrarte.
Espero que no te moleste.
A mi mucha edad
me sobra tiempo
y me falta cariño
por eso pensé en ti
madre.