LA OTRA NORMALIDAD
Francisco de Sales
Cada vez que le encontraba en la calle,
siempre agarrado a la mano de su madre,
me ofrecía la misma sonrisa,
natural,
explosiva,
que conseguía de mí,
como si yo fuera un espejo,
otra sonrisa para él.
Siempre me creaba el mismo pensamiento:
el de no terminar de entender
cómo había escapado indemne esa sonrisa,
sin quedar afectada
como la mente y el resto del cuerpo.