UN TRAQUETEO DE VÉRTIGOS
Francisco de Sales
Un traqueteo inesperado
le atravesó la espina dorsal
a una velocidad de tortuga
entreteniéndose en cada vértebra
en cada emoción
en cada recoveco.
Se le desparramaron las lágrimas
sin preguntar por qué.
Lloró, levemente, mansamente,
un llanto puro de ángel o de virgen,
un llanto sin congojas,
tan fresco como llanto de hielo,
tan puro como llanto de bebé,
tan dulce como llanto de caramelo.
Lloró después a conciencia,
atento a parir cada lágrima
para ponerle nombre y motivo,
atento al terremoto insistente,
atento al traqueteo emotivo.