SE ME PASÓ EL TIEMPO DEL AMOR
Se le pasó el tiempo del amor.
Justo cuando su corazón más debiera desbocarse
y más excelsamente debiera morir de amor,
comenzó la glaciación en sus sentimientos.
Tu aparición en su vida
produjo un caos más desconcertante
que los caos cotidianos.
Su corazón, gravemente alterado,
gravemente desenamorado,
se vio abocado a rendirse.
Dejó de latir maravillas,
dejó de burbujear sonrisas,
dejó de imaginar futuros para dos,
y dejó de vivir,
a pesar de los latidos.
Roto,
por ti tan roto,
y rendido,
a causa de ti tan rendido,
abandonó el mundo de las pasiones
y se enclaustró entre muros de miedo,
por tu destrucción tanto miedo.
Desde entonces,
sólo supo enamoriscarse
y más con el instinto que con el corazón.
Desde entonces,
la pasión quedó desterrada
del vocabulario de sus sentimientos,
y sus emociones imposibilitadas para ejercer,
y el corazón incapaz de ser el eco de otro corazón.
“Se pasó el tiempo del amor…”
sentencia a veces para aplacar
algunos latidos insurrectos.
Tú apagaste su corazón.
Él no ayudó a encenderlo.