PÁRVULA MADRONA
Francisco de Sales
Primavera en tus ojos de madrona.
El reflejo de una hija primera
corretea minúsculo por tu pupila.
Tus ojos, paridores de miradas,
la vigilan y cuidan,
en su tránsito y su movimiento.
Una sonrisa sepulta a cualquier preocupación:
eres feliz.
El pálpito se serena, el miedo se rezaga,
y la esperanza germina en tu corazón.
Es tiempo de serenidad.
Es tiempo de amar viendo,
de respirar pausadamente,
de esperar el crecimiento.
Tu duda primigenia
se consuela con la vista de tu hija,
que corre desatenta a tu custodia.
Te quedan tantas miradas que enviarle
que será bueno que se relajen.