GRACIELA
Francisco de Sales
Te imagino,
Graciela,
al otro lado de este océano,
tomando mate tras mate,
y siempre leyendo poesías,
de día en la mecedora de tu abuela,
de noche tendida en el sofá de florones rojos.
Te imagino
con tus lentes redondos,
el pelo negro y ensortijado,
y muchas pecas dispersas por tu piel.
Te imagino
con una boca de risa fácil,
y muchos versos en la cabeza,
y muchos sentimientos en el corazón.
Te imagino
libre en la jaula de tu hogar,
libre en el mercado comprando,
libre tu amor, esperándome.