Francisco de Sales - Poesía

SOLEDAD

Francisco de Sales

 

 

Te temo, soledad, enemiga y compañera.

No me acostumbro a ti,

ni te quiero con el tiempo.

No somos el uno para el otro.

 

Yo, sin ti, feliz.

 

Te odio.

Quizás por ser el regalo de una mujer que me dejó.

Te odio porque me fuiste impuesta,

porque no me refugié en ti,

ni te di mi consentimiento.

 

Cuando llego a casa te encuentro,

y los domingos y festivos los pasas conmigo.

 

Te soporto aparentemente.

A tu espalda trato de encontrar compañera mejor.

 

No te veo, claro está, pero te siento.

Si me acuesto,

me empujas hasta el borde de la cama.

Si me siento en el sofá,

me aplastas contra la esquina y tú ocupas el resto.

Si me levanto,

a cada paso que doy tengo que desplazarte a empujones, con dolor.

Llenas mi pensamiento y me anulas como persona.

 

A veces me concedes una tregua,

descanso unos segundos sin pensar en ti,

disfruto cualquier recuerdo feliz

y entonces apareces de nuevo.

Sé que es una trampa para que no me acostumbre a ti

y me duelas y te sufra.

 

Si estamos condenados a seguir juntos por siempre,

si tú,

y yo,

y la noche,

y las lágrimas,

y las ausencias,

y el rencor,

y las penas,

tenemos que seguir juntos,

hagamos un trato:

dejadme trabajar y dormir algunos ratos.

 

El resto del tiempo soy vuestro.