BALANCE PROVISIONAL
hecho un veinticinco de Abril de mil novecientos ochenta y siete, aún muy lejos de amanecer, y asustado por la noche, por el viento y por los crujidos que oigo o me imagino.
Uno también se cansa
de que todo le salga mal;
de ser amplio
sólo en miserias y problemas;
de atormentadas noches
de vuelta y vuelta
a pesar de tisanas
y venenos para dormir,
y de ovejas, descarriadas,
que no se dejan contar;
y se harta uno de hondos quejidos,
de suspiros incontrolados,
todos seguidos,
de penas profundas cada día,
de sueños soñando lo que no se quiere ni soñar,
Y de cartas al Creador
exponiendo quejas y penas
archivadas directamente en la papelera,
de ser una hormiga,
un punto,
polvo en el camino;
de tener que luchar contra la injusticia
sin ser culpable,
que aquí te nacen,
te mojan,
y te echan a andar,
y se encuentra uno
con el monstruo devorador de vidas,
con mentiras,
con envidias,
con odios,
y sin saberse defender.
Y es que te dan una…
Y otra…
Y otra…
Y otra...
El cuento de nunca acabar,
¡que no quiero!
porque... aquí... ¿Cuándo llega lo bueno?
que si voy a seguir siempre así
mejor mancho con mi sangre
las ruedas de un tren;
así protestaré
en una solitaria manifestación
y seré noticia de prensa
marchitada un segundo después
pero dejaré de ser una hormiga,
un punto,
polvo en el camino...
que me han roto mi vida
y mi felicidad,
que ya no tengo a mis hijas.
Se me han llevado la luz y la alegría
y me han pintado una mueca triste imborrable,
una pena insaciable,
una lágrima siempre a punto de saltar,
una queja constante y contra todo,
un dolor de espina y fuego,
un dolor... que no se puede contar.