CON SINCERIDAD
Francisco de Sales
Sigo sin pensar en mí.
A lo más que llego
es a una tristeza
que ansía un llanto,
o a una apatía persistente,
o a una rabia disimulada.
Pero nada más.
No arranco con un impulso imparable,
no soy fecundado por una energía plena,
no me llegan las ganas de vivir,
sólo me llega el lamento nocturno,
con aires poéticos, eso sí,
que se queja - me quejo,
y se conforma
con dejar en el papel,
escritas,
estas breves reflexiones
pretenciosas
e inútiles.