ARREPENTIMIENTOS: UNO
Hay muchos reproches que me evito
para no hacerme daño ahora que me quiero.
Soy cómplice del olvido
y colaboro con él cuanto puedo.
Si no lo hiciera,
mi presente sería un lamento continuo.
En este momento que escribo,
mientras escribo trato de acallar un grito
que me acusa por mis días sin vida.
Que han sido muchos.
Como muchas fueron las miradas
que volvieron vacías sin ser capaces de ver nada,
y muchos los momentos compartidos
que no compartí.
Y muchos fueron los abrazos
en que abarqué un vacío,
y muchas fueron las caricias
que no acariciaron,
y me privé tantas veces de amor
del modo que me insinuaba el corazón
que acabé encargando tal tarea al intelecto
y realizó muy mal su cometido.
Tantas oportunidades de vivir perdidas,
todas ellas irrecuperables,
se acumulan como un cargo de conciencia
que me perdona a regañadientes
pues ve que mi torpeza
reincide en el mismo tropiezo.
No sé si alguna vez aprenderé el oficio de vivir
y sabré hacerlo dignamente,
atentamente,
como debiera ser.