EN ESTAS EDADES
En esta etapa anciana de mi vida
peleo ferozmente con el olvido
para que no me arrebate todas las vivencias
y las esconda en su negrura.
Cada vez me aferro con más fuerza
a mi presente menguante
y cada vez necesito más
saberme vivo
y viviendo.
Y ya que mis anteriores etapas
se fueron a aposentar en el pasado,
y no volvieron más que fugazmente
a lomos de un etéreo recuerdo,
resumiendo mi vida en unos segundos,
tantos años reducidos a casi nada,
ahora me empeño en repetir cada cosa
una vez, otra vez, otra;
vivir cien veces el mismo ocaso,
romper cien veces la misma ola,
cien veces aspirar el aroma de un café,
cien veces Verdi y cien veces Mozart.
Insisto en los presentes intensos,
en sacarle el jugo a cada segundo,
en ansiar más soles
y en petrificar el ahora.
Me aferro a las nubes con las uñas
y a la vida con desesperación;
vivir viviendo es, más que un lema,
mi deseo y mi vocación.
La vida,
que siempre estuvo,
hoy se me muestra más completa,
más viva,
más de carne y hueso,
más intensa.
Llena de perfumes y de sonrisas,
poblada de niños y belleza,
al alcance de mi mano,
invitándome a seguir en ella.