INCONCRETO
Francisco de Sales
Me preguntó mi nombre.
Después quiso saber
las pulsaciones de mis latidos,
el segundo color de mis ojos,
cuántos besos había dado,
y mi nombre secreto.
Para no desilusionarla,
y para no mentirle,
conté las contracciones
y las contriciones
de mi corazón.
Miré mis ojos en el espejo.
Vi el segundo color,
marrón incierto,
y me vi a mí.
Conté los besos: tres.
Los demás tuvieron la gallardía
de eliminarse acertadamente.
Mi nombre secreto,
aún lo estoy buscando.