CONFIDENCIAS A JUANA
Francisco de Sales
El suave aleteo de tu ausencia
se quedó con nosotros, Juana.
Tu recuerdo llena todos los corazones
y tu nombre se agazapa en las gargantas
y salta tras cada cita y cada frase,
como tu firma,
como tu aliento.
Nos llena saber que existes,
que eres de todos
y que estás, aunque no estés.
Por eso se te quiere aún en la distancia.
Se te quiere a pleno grito del corazón,
con la fuerza de los impulsos
que no se reprimen;
se te quiere en justo pago por ser tú;
se te quiere como un eco
devolviéndote cuanto regalas;
se te quiere alma errante
que alumbras con tu presencia
y en tu ausencia.
Se te quiere, mensajera del corazón de Dios.
Juana, se te quiere.