EL CAMINO ANUNCIADO
Francisco de Sales
Vengo con el corazón abierto,
de ocho a veintidós,
lunes cerrado por descanso,
para recibir
tus besos verbales,
tus miradas parlanchinas,
tus gestos asertivos.
Cuando me haya llenado de ti,
si es que algún día me lleno,
emprenderé el arduo camino
de regreso
a mi interior
donde
moriré
cada día
de amor
y renaceré,
luego,
por amor.