CONFESIÓN
Francisco de Sales
Me atraen tus ojos.
Me siento como el ratón
hipnotizado por la serpiente,
sabiendo que va a ser devorado
pero sin fuerzas para escapar.
Miro en tus ojos,
que me llaman y me fascinan,
y sólo me apetece lanzarme
a esos pozos sin fondo.
Me seduce tu figura,
me cautiva tu voz,
tu sonrisa me excita.
Quedo apresado en los encantos que derrochas
y es un placer compartir ratos contigo
y ser objeto de tu atención,
ser un trocito de tu vida y aparecer en tus sueños.
Me complace saber que, a veces,
entro en tu pensamiento y me dejas estar,
y que, a veces,
hurgas en tus recuerdos hasta encontrarme.
Es agradable sentirse querido por ti
y placentero escucharte deseo verte, gracias,
Y seré el más feliz cuando tu voz
se atreva a decirme te quiero.