AQUELLA NOCHE Y TÚ
Francisco de Sales
Suena la lluvia
con la misma algarabía
de nuestra primera noche de amor.
Solo tus jadeos sin censura rompían la rutina.
Tu cuerpo,
desvestido de pudores,
abiertas tus piernas al delirio,
y tu cintura embravecida,
y los pechos henchidos…
Recuerdo tus ojos
asombrados por tus instintos libertinos,
buscando complicidad en mi mirada.
Recuerdo tu cabalgada descontrolada,
las uñas aferrándose a mi espalda,
tu incansable lengua exploradora,
y el grito indisciplinado
cuando un orgasmo exaltado
explotó dentro de ti.