LLANTO MUSICAL
Francisco de Sales
Un esplendor almibarado
de voces de flores vírgenes
escaló plácidamente al cielo.
Allí,
rodeadas de tronos celestiales,
de santas y de santos,
de plumas perdidas de ángeles,
se explayó a gusto
conquistando todos los rincones.
Aquella catarata de arpegios variados,
la amalgama conjuntada de voces,
los coros dulces de las camelias
con la voz nítida del lirio,
emocionaron irremediablemente a las nubes
que lloraron por contagio sus nostalgias.
Aquella lluvia del diecisiete de abril
de mil novecientos once
los habitantes de Santa Bárbara, en España,
salieron desnudos, impúdicos,
a recibir en la piel del alma
las gotas lloronas y musicales.