AYER
Quisiera poder decir ayer sin que la palabra llore,
porque ayer te contiene y te ensalza
y se nutre de tu insistencia, se envenena de ti,
palpita como tú,
se pone tu ausencia para engalanarse
y me borra las risas para penar más.
Ayer es nada sin ti.
No hay soles danzando en ayer,
ni siquiera mariposas o ríos:
sólo tu reinado en ese exilio del que nunca regresarás.
Ayer es un verso transitado por lágrimas peregrinas,
un refugio poco amable donde se crían las nostalgias
y un vacío que se alimenta de lamentos y suspiros.
En ayer reposan sentimientos
que no se han vuelto a usar desde tu marcha.
Ayer es un infinito mar encrespado
enojado con su suerte,
es el espejo cruel que refleja tu falta,
el potro de tortura donde mi corazón pierde sus latidos,
la nada donde la añoranza es Reina.