Francisco de Sales - Poesía

CON LOS OJOS DE NIÑO

Francisco de Sales

 

 

Las cuatro horas y diecisiete minutos.

Hace un momento eran dieciséis los minutos.

Poco antes, quince.

 

Llevo mucho tiempo despierto.

Tú duermes pánfilamente.

 

He estado pensando

cuántas veces te habré observado

en tantos años que llevamos juntos,

mientras tú eres feliz

allá donde sea que te lleva el sueño.

 

La primera noche que pasamos juntos

me desperté varias veces

desadormecido por la emoción de tu presencia;

otras veces me ha despabilado

una pesadilla que te robaba de mi lado;

otras, me ha desvelado la alegría

de ser tu esposo

y he sentido necesidad de rezar,

y de dar gracias a quien correspondan.

 

Ya son cuarenta años de compartir cama,

y vida, y todo,

y sigo multiplicando mi amor

porque tú eres como eres.

 

Cada día estás más guapa.

Esas arrugas tan bellas enmarcan tus ojos,

destacándolos,

los lunares de tu piel son pícaras pecas,

tus besos se han hecho expertos,

tus caricias, especialistas en estremecerme;

si me dices amor es palabra de rey,

si me dices que me quieres es sentencia firme.

 

Así que estos despertares

son bien venidos y bien queridos;

me permiten apreciarte sin prisa,

recorrerte sin miedo a ser descubierto,

besarte besos furtivos.

 

Te quiero,

te amo,

o como se diga en superlativo.

 

Buenas noches, mi amor,

sigue durmiendo

que yo te cuido

y te cuidaré siempre.