ESTA LUNA ES OTRA LUNA
Francisco de Sales
Que me provoque la luna:
no me asusta.
Me quedo quieto frente a ella.
La mirada no me tiembla,
mi desconcierto no llega más lejos que yo
y mis pensamientos se callan, como siempre.
Así que ni sus gritos provocadores
ni el capote citándome con su brillo
me encandilan lo suficiente
como para lanzarme a su trampa.
La otra luna,
aquella que sólo sabía de brillar
y de inspirar poesías a los enamorados,
me gustaba más.
Aquella que iluminaba generosamente la noche,
la que aguardaba risueña que llegara el día.
No me asusta esta luna bravucona
que me grita en mis paseos,
que me amenaza con navaja de plata,
que gritando mi nombre me reta,
pero es una luna que no me merece señorear la noche.