Francisco de Sales - Poesía

BREVE

Francisco de Sales

 

 

Breve

es el epitafio

que es un repaso a mi vida

tan breve en vida.

 

Breve

en luces y maravillas,

sin trocitos de magia en las esquinas,

muchas mañanas sin amaneceres,

bastantes soles insípidos

y con calor de nieve, o sea, fríos.

 

Breve

en noches dadas al diálogo,

sobremesas floreadas de risas,

intimidades compartidas entre corazones

que saben dónde no anidan las alimañas;

os quiero, Emma, mis hijas,

mi familia, mis amigos…

 

Breve

anecdotario vacío de encuentros,

casi huérfano de anécdotas,

colgando telarañas de los abrazos,

el corazón a veces desértico,

la rutina gobernando desacertadamente.

Amor, ¿a quién entregaste tus flores?

 

Breve

viaje de tu boca al olvido,

entierro y destierro al mismo tiempo,

reclamo las voces de un Coro de Ángeles Niños,

me niego a ser enterrado con mis miserias.

 

Breve

infancia que se convirtió bruscamente en nada,

los años de pocos años fueron pocos,

la responsabilidad me reclutó pronto,

mis juegos y los juguetes se diluyeron,

Dime, Amor ,¿dónde estuviste?

 

Breve

nostalgia aterida de frío,

las luciérnagas se extinguieron,

los Reyes Magos abdicaron,

el ratoncito Pérez era el gran cabrón ausente,

las noches coparon mi cielo,

rompí mi niñez en añicos,

y tú, Amor, frecuentabas otro corazones.

 

Breve

rosario de esperanzas marchitadas,

la luz no era luz en mis ojos,

lloré tanto que lo lloré todo,

fui un niño tenue y asustadizo;

quemé los recuerdos en una noche

y sin pasado empecé una nueva vida:

más útil me hubiera sido una buena vida,

porque el Amor nunca vino.

 

Breve

tapiz de flores y sonrisas

por el que esparzo estos mis lamentos,

la vida corriendo hacia su ocaso,

yo desatento entre tanto ruido,

las estrellas rilando altivas,

mis sentimientos dando gritos,

mientras el Amor me hace caso omiso.

 

Breve

el paso de la ternura por mi pasado,

como si fueran irreconciliables enemigos,

como si todos los corazones de mi alrededor

hubieran muerto de quietud,

mis manos secas de caricias,

la música clavada al pentagrama

sin violines o pianos que la rescataran,

las velas huyendo en los veleros,

las niñas jugando a la comba,

y el Amor, esquivo.

 

Breve

el corazón racaneando latidos,

la sangre deslavada y amarga,

mis ojos de chiquillo cerrados,

no podía descoser mi sonrisa.

 

 

Breve

lo que soy, lo que fui, lo que me rodea,

la felicidad enojada conmigo,

las alas rotas y replegadas,

el caos organizando sus patrañas,

las mentiras afilando su ponzoña,

como tú,

Amor,

que más fuiste desamor.

 

Mientras las demás personas conjugaban el verbo amar,

Tú, amor, ¿dónde estabas?