SIN GANADO (DESGANADO)
Qué lentas son las tardes de algunos domingos…
Y ya que ni el sueño me visita
-mucho menos las rubias despampanantes-
y ya que las buenas poesías
se enamoran de otros escritores,
y ya que la única inspiración que tengo
es la de inspirar, espirar, inspirar, espirar,
-¿o expirar?-
y dado que tengo que escribir una de estas
-no soy tan osado como para llamarla poesía-
porque mi riguroso editor interno me obliga,
enfilo la segunda mitad con la intención aviesa
de esquivar las emociones,
dejar en paz a los enamorados y sus cosas,
desusar palabras poéticas,
y llegar, como sea,
sobre todo a base de falta de imaginación,
hasta ese punto final que adivino en lontananza,
a sólo tres interminables líneas
que atravesaré como si fueran líneas enemigas
en una cruenta guerra,
para clavar al final mi bandera, que es este punto.