SIN SEN TI DO SIN TON NI SON
Francisco de Sales
La mañana se fugó con un sapo traicionero;
la tarde fue raptada de su cuna por la luna,
y ahora,
yo,
solo quedo,
solo quiero,
solo muero.
Y se me mueren las partes
que airosas te jaleaban:
se me van cantando alegres saetas,
se me vuelan inquietas
y entre ellas se pelean.
El cofre de tu tesoro es el corazón.
La cárcel palomera se muere de vacía.
Tu cama, como la mía, estalla en desazón.
Quizás el próximo estío
en su soledad,
destellando brillos preciosamente,
traerá a mi mente
toda la verdad,
y callaré por siempre.