MERCENARIOS DE SENTIMIENTOS
Francisco de Sales
Escribir poesías de sentimientos
es un esfuerzo cruento.
A cambio del leve ojeo
del lector desconocido,
o de su crítica tan fría,
y sin el pago de su conmiseración,
uno ha de airear sus estragos,
abrir la puerta de los secretos
y alimentar curiosidades ajenas
con los trozos del corazón roto.
Uno expone lamentos,
certifica su infelicidad,
promulga sus quebrantos
y su estado infausto.
Uno disecciona su estado lamentable
con palabras como cuchillos
que reactivan infelicidades
y promueven una nueva revuelta.
Tanto todo para nada.
Lo que no es, sigue sin ser, aunque se escriba.
Lo que pasó, no se diluye con palabras.
Lo que no se sintió, nunca se va.