CON FLICTO
Francisco de Sales
Estoy tratando de aplacar esta diablura:
mis ojos hurgando en tu escote.
Te garantizo que no soy yo quien se asoma
a ese barranco de vistas prodigiosas,
sino que es mi niño revoltoso quien lo hace,
o es mi adolescente descubriendo la lujuria,
o es mi viejo verde ingobernable.
Pero no soy yo.
Soy tan discreto que no llego más allá
de intentar aplacar el sofoco del que soy víctima.
Estos rubores delatores te lo confirman.
Disculpa si mi mirada titubea entre mirarte a ti,
que estás en tus ojos,
o esa sima que lo mismo separa que une
la maravilla de tus pechos que son cerros de gloria.
Lo siento por mí.
Sin duda,
mi cordura, que es mi censora,
optará por renunciar
a su auténtico deseo,
y me privará de investigar tu canalillo.