ME VOY HACIENDO MAYOR
Llevo toda la vida mirándome en los espejos,
que ya son años...
Aquella niña emperifollada,
toda lazos,
empalagosa,
sonriente ante la magia de mirarse
y que el espejo la imitara tan rápido y tan bien...
dio paso a otra niña más mujer,
coqueta, seductora,
con una sonrisa sugerente y provocativa,
que no se cansaba de coquetear a conciencia,
la misma mujer que más adelante
cedió el sitio a una señora
sorprendida por las arrugas
que habían aparecido mucho antes de lo previsto,
muchísimo antes de lo deseado,
y aunque entonces eran el fin del mundo
ahora las ve como el leve preámbulo de lo posterior...
esta anciana que ahora se mira,
brevemente, menos de lo justo,
y se resigna malamente ante la visión
de mirada llena de añoranza,
ante la tristeza que ha acaparado
y los colores de la ropa,
y ante la certeza ya innegable
de que el espejo, pronto, dejará de reflejarla.