A PUNTO
Francisco de Sales
A punto
de comenzar
otro de estos soliloquios
sin más testigos que la noche,
tan prudente,
y la pluma,
tan sumisa,
y el papel,
tan receptivo,
se me revuelven las primaveras
y me tiemblan todas las ideas
porque se me instalan los terremotos,
se inmiscuyen en mis venas,
alterando el trazo que mis manos
quieren pintar con letras.
A veces estas reflexiones
que no deseo compartir
se apoderan de mi calma
como una inquisición efectiva
y se hacen tan exigentes
que prefiero no escribir
para evitar el mal trago.