Francisco de Sales - Poesía

EL FOTÓGRAFO DOMINGUERO

Francisco de Sales

 

 

Cazador implacable de instantes

que acapara en su nueva Nikon…

 

Turista urgente que desatiende el paisaje,

y no se embebe de presente,

y no huele el lugar:

confía en que al llegar a casa

y abrir el vientre de su cámara

encontrará los certificados petrificados

de que estuvo donde en realidad no estuvo.

 

El lugar era inmenso, libre, vivo,

y lo inmortalizó sin que lo pidiera:

lo encerró en 10x15, sin márgenes, brillo,

poniendo límites a lo infinito.

 

El mundo dentro de la cámara,

la vida encerrada en tan poco espacio.

 

Conviven apretadas las flores arcoiris,

la mendiga en la puerta de la Catedral,

aquel monumento centenario,

y otra de su mujer, sonriente, con un castillo al fondo.

 

Haría falta un inspector que requisara las cámaras,

o que hubiera que sacarse un carnet

de no ser mal fotógrafo.